El clima es consecuencia del vínculo existente entre la atmósfera, los océanos, las capas de hielo (criosfera), los organismos vivientes (biosfera) y los suelos, sedimentos y rocas (geosfera).
Actualmente, existe un fuerte consenso científico de que el clima global se verá alterado significativamente, en el presente siglo, como resultado del calentamiento global del planeta.
La quema de combustibles fósiles y la tala y quema de bosques, liberan dióxido de carbono. La acumulación de este gas, junto con metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos (CFC’s), está provocando que una porción creciente de radiación infrarroja terrestre quede atrapada dentro de la atmósfera, lo cual hace aumentar la temperatura planetaria entre 1,5 y 4,5 °C. Esto podría acarrear, en los próximos 45 años, el aumento del nivel del mar lo suficiente como para inundar ciudades costeras en zonas bajas y deltas de ríos. Asi como la alteración de los patrones de precipitación global.
La descongelación del hielo marino que cubre el Ártico podría alterar o incluso detener las grandes corrientes del Océano Atlántico. Sin el inmenso calor que proporcionan estas corrientes marinas -comparables a la producción de energía de un millón de centrales nucleares- la temperatura media europea podría descender de 5 a 10 ºC. Este cambio en la temperatura sería similar a las temperaturas medias del planeta hacia el final de la última era glacial, hace aproximadamente 20.000 años.
Actualmente, existe un fuerte consenso científico de que el clima global se verá alterado significativamente, en el presente siglo, como resultado del calentamiento global del planeta.
La quema de combustibles fósiles y la tala y quema de bosques, liberan dióxido de carbono. La acumulación de este gas, junto con metano, óxidos nitrosos y clorofluorocarbonos (CFC’s), está provocando que una porción creciente de radiación infrarroja terrestre quede atrapada dentro de la atmósfera, lo cual hace aumentar la temperatura planetaria entre 1,5 y 4,5 °C. Esto podría acarrear, en los próximos 45 años, el aumento del nivel del mar lo suficiente como para inundar ciudades costeras en zonas bajas y deltas de ríos. Asi como la alteración de los patrones de precipitación global.
La descongelación del hielo marino que cubre el Ártico podría alterar o incluso detener las grandes corrientes del Océano Atlántico. Sin el inmenso calor que proporcionan estas corrientes marinas -comparables a la producción de energía de un millón de centrales nucleares- la temperatura media europea podría descender de 5 a 10 ºC. Este cambio en la temperatura sería similar a las temperaturas medias del planeta hacia el final de la última era glacial, hace aproximadamente 20.000 años.
"Es difícil predecir qué pasará realmente", advierte Donald Cavalieri, científico principal en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de NASA, "puesto que el Ártico y el Atlántico Norte son sistemas muy complejos, con muchas interacciones entre la tierra, el mar y la atmósfera".
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